viernes, 15 de junio de 2012

Intelectuales en crisis


El filósofo Javier Gomá (Foto: La Vanguardia)

¿Existen verdaderamente los intelectuales hoy? ¿Existen como tradicionalmente los habíamos definido? ¿Acaso han desertado, ante la impotencia de ejercer la función que históricamente se les había reservado? ¿Qué alternativas dan a la crisis desde el punto de vista espiritual o social? Jose Jimenez Lozano, Javier Gomá, Francesc Torralba, o García de Cortázar reflexiona sobre el silencio de los pensadores.

Llueve. Desempleo, resignación, miedo. Los nubarrones de la crisis. Un mundo que se remueve, tiembla y se transforma. Aún no sabemos en qué. En medio del temporal surge la necesidad de escuchar a un Gregorio Marañón, a un Miguel de Unamuno. Aunque, quizás, nos contentaríamos con bastante menos, en busca de aquello que una vez fue la aportación del intelectual contemporáneo: herramientas para pensar, invitación a reflexionar, necesidad de actuar.
Las preguntas son: ¿Qué papel juegan hoy los intelectuales en España? ¿Cómo analizan la crisis? ¿Qué proponen? Pero, realmente: ¿hay intelectuales en España? “Existen intelectuales de referencia pero no tienen la relevancia pública, ni mediático de otros tiempos. Yo no hablaría de la muerte de los intelectuales, pero sí de su invisibilidad en los ámbitos donde verdaderamente se toman decisiones fundamentales para la comunitat humana”, explica el filósofo –y católico– Francesc Torralba.
Quizás no les oímos porque en los medios, en la industria editorial, en la ventana digital hay demasiado ruido. Pero están: “Existe un minúsculo grupo de intelectuales con voluntad de hacer llegar su discurso en el ágora mediática –añade–, pero una gran parte se precintan en el cerco de la vida universitaria o académica ya sea por temor, ya sea por inseguridad.
Por ello, existe un vacío terrible que llenan otras figuras de la vida social, no precisamente sobresalientes en su actividad intelectual. Los intelectuales ya no militan estrictamente en un denominado ismo filosófico, como podía ser el marxismo, el estructuralismo, el existencialismo o el personalismo. Emerge un intelectual francotirador, que pertenece a distintas identidades y que forja un pensamiento propio que, por lo general, no puede subsumirse en un sistema”.
"Un especialista en ideas generales"
Recurro, como a Torralba, a Javier Gomá (Bilbao, 1965), otro pensador que deberíamos tomar de cabecera: “Me siento un intelectual. Entiendo por intelectual aquello que Eugenio D’Ors decía de sí mismo: ‘Un especialista en ideas generales’. Ha de ser primero un especialista, alguien que ha investigado a fondo algún asunto o alguna disciplina; pero para que además de investigador o especialista, sea también intelectual, ha de añadir a eso un segundo requisito: ser capaz de dirigirse a un público amplio por medio de un discurso de ideas generales.
En cuanto a ser o no ‘de referencia’, si alguien lo piensa así de mí sólo me cumple decir: Favor que usted me hace”. El nombre de Gomá, filósofo y director de la Fundación Juan March, ha ido saliendo en varias conversaciones sobre el “pensar en España” hoy en día. “Los intelectuales, sobre todo en una crisis –contesta–, deberían ser capaces de mirar a largo plazo, señalar ideales, llamar a la responsabilidad, favorecer el consenso, propiciar la convivencia, practicar la moderación. A mí me parece que hoy muchos de ellos, en lugar de ejercer esa función, se están sumando al coro tenebroso de los catastrofistas.
Francesc Torralba
Sus discursos apocalípticos podrían tener algo de profecía autocumplida: pronostican todos los males y precisamente ese pronóstico hace que los males sean más probables que antes. Algunos políticos (siempre tan denostados) y algunas instituciones públicas y privadas están demostrando estar más a la altura de los tiempos que ellos. Y si alguien considera que un intelectual ha de ser transformador, a eso contesto con aquello de que a veces ‘el sentido común es revolucionario’”. 
Gomá pone el dedo en la llaga: ¿Quién es intelectual? La periodista Elena Hevia pensando en aquellos franceses que atravesaron el siglo XX –“el gran siglo de los intelectuales”– como Malraux, Sartre, Camus o  Foucault hace una definición: “Ser artista o escritor no presupone ser intelectual, para eso hay que ponerse a pensar el mundo y, lo más importante, lograr que tu pensamiento se convierta en un canon, que tenga un determinado peso sobre los temas políticos y la sociedad”.
Los abajo firmantes de hoy
Hevia recurre al politólogo y economista francés Alain Minc (París, 1949), autor de Una historia política de los intelectuales (Duomo), para citar el origen de su definición: el “caso Dreyfuss”, con Émile Zola y su famoso Yo acuso, en donde el adjetivo calificativo “intelectual” se convierte en profesión, en deber, en sinónimo de compromiso con el ser y el estar en el mundo. En concreto, a partir del Manifiesto que seguirá al célebre artículo de Zola: “Los abajo firmantes pertenecen al mundo de las artes, de las ciencias y de las letras y felicitan a Émile Zola por la noble actitud militante que ha adoptado en este tenebroso caso Dreyfus”.
¿Dónde están, quiénes son, los “abajo firmantes” de hoy? El editor del Grup62, Manuel Fernández Cuesta (Madrid, 1963) responde: “Es difícil hacer una valoración precisa de una casta profesional en vías de desaparición. En todo caso parece que los llamados intelectuales, aquellos que actuaban y reflexionaban de forma crítica se han convertido, hoy, en cortesanos sin monarca: voceros del poder y de las empresas.
Durante esta crisis, los llamados intelectuales se han limitado a sus conocidos exabruptos, manos en la cabeza, afirmaciones categóricas sin fundamento y demás muestras de descontento o aprobación. Al perderse la conciencia crítica, heredera de la centralidad del mundo del trabajo; al perderse el sentido de la Historia, la sociedad ha perdido toda referencia. Navegamos sin rumbo, surfeando la vida, a merced de demasiadas corrientes de opinión que van moldeando nuestra existencia. Los intelectuales, de existir, todavía, se comportan como los demás. Es decir, de forma sorprendente: firman manifiestos, teorizan en las fundaciones, hacen publicidad o corren media maratón urbana”. [...]




En el nº 2.801 de Vida Nueva¿Dónde están los intelectuales?, íntegro para suscriptores.