jueves, 29 de diciembre de 2011

Balance del 2011 para la cultura: El año del diluvio

El robo del Códice Calixtino, una de las noticias del año
Este es el mi balance del año cultural publicado en la revista VIDA NUEVA, bajo la perspectiva básicamente de las noticias más destacadas de cultura y fe religiosa. El enfoque, en cualquier caso –así lo creo–, es también válido para la cultura sin matices, que ha sufrido en 2011 uno de los retrocesos, al menos desde el punto de vista de la promoción y difusión pública, más acentuados de las últimas décadas. 

La cultura ha sido una de las grandes víctimas de la crisis y de 2011. El colapso de la cultura, entendido como el fin del Estado como mecenas cultural. Tanto que, 20 años después, las prevenciones liberales de Marc Fumaruli sobre El Estado cultural apenas encontrarían argumentos. La encrucijada es más decisiva para las artes minoritarias: las plásticas, el teatro, la danza, la música clásica… y, cómo no, en la protección del patrimonio histórico y los museos.
Por eso, seguir el rastro al 2011 significa dar con una manera de entender el encuentro de cultura y fe que también, evidentemente, se han sumado a ese desconcierto. Un repaso a lo que ha sido este año, examinado desde este encuadre, muestra varios ejemplos de una dinámica que hasta el momento había sido muy positiva, pero que está detenida, como todo aliento cultural: la renovación material y conceptual de los museos diocesanos. Los ejemplos del Museo Diocesano de Barbastro, el Museo de Arte Sacro de Orihuela o el Museo Diocesano de Zaragoza, junto a otros recientemente remodelados como los de Jaca, Mondoñedo o Albarracín, son testimonio de una época que, al menos en los próximos años, no verá nada igual. Sí, en cambio, relecturas expositivas o adaptaciones después de puntuales rehabilitaciones como la que representa el denominado MuMa, el Museo Mariano Virgen de los Desamparados, inaugurado en Valencia. Ejemplo de cómo la relación entre arte, Iglesia y turismo necesita de imaginación, renovación y nuevas maneras de acercarse al público ajustadas al presupuesto.
cartel de Passio
Aunque 2011, en este sentido, ha dejado buena muestra de que el arte sacro sigue atrayendo al gran público –y mucho– con las nuevas ediciones de Las Edades del Hombre, en Castilla y León, y de La Luz de las Imágenes, en la Comunidad Valenciana, dos de los ejemplos de rehabilitación y difusión del arte de la fe más notorios de los últimos años; aunque han tenido obligatoriamente que readaptarse a los nuevos tiempos (y al menor presupuesto) sin la espectacularidad de pasadas ediciones, pero con indudable interés, como lo han mostrado tanto Passio, entre Medina de Rioseco y Medina del Campo, como los Camins d’Art, en Alcoy. La desatención al estado del rico patrimonio histórico es otra amenaza.
El Códice desaparecido
Mayor eco, no obstante, ha tenido la amplia programación del 800º aniversario de la consagración de la Catedral de Santiago de Compostela, aunque el robo el 5 de julio del Códice Calixtino, custodiado en el corazón mismo del archivo catedralicio, amargó la fiesta. Aún no hay ni rastro del mismo. Tan notoria sustracción del valioso manuscrito enfocó la atención pública sobre la seguridad de los bienes artísticos de la Iglesia, cuando debió –y aquí sigue sin haber rastro alguno– centrarse en la falta de recursos para preservar, catalogar y dar a conocer su maravilloso legado archivístico y libresco. [...]



En el nº 2.782 de Vida Nueva. Artículo íntegro solo para suscriptores