jueves, 8 de diciembre de 2011

"Figuras de la Exclusión": Una peculiar mirada a la historia en Valladolid


Una visitante en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid ante dos obras de la muestra. Foto: Efe

El Museo Nacional de Escultura exhibe hasta el 22 de enero “Figuras de la Exclusión”, un exquisito recorrido por el arte religioso entre los siglos XVI y XVIII “visto desde abajo”.
La exclusión y su representación en el arte, especialmente en los siglos XVI-XVIII, siempre ha tenido un papel secundario entre los investigadores, y apenas –nunca, al menos, en las últimas décadas– había ocupado un papel protagonista en una exposición de relieve. El Museo Nacional de Escultura, en Valladolid, ofrece por primera vez –hasta el 22 de enero– una mirada desde el arte religioso a las Figuras de la Exclusión y expone bajo distintas iconografías un amplio repertorio de excluidos por razones sociales e ideológicas.
“El tema abordado en esta exposición, aunque predilecto entre los historiadores, ha tenido un papel decididamente secundario, al menos en nuestro país, en los estudios de Historia del Arte y en las exposiciones temporales de los museos. Por lo general, cuando se ha puesto el foco en determinado medio social, este se ha orientado a aquellos protagonistas de la historia colocados a la cabeza de la riqueza y el poder, en lo alto de la jerarquía de la dignidad y de la respetabilidad: gentes de Corte, monarcas y princesas, grandes mecenas, hombres eminentes”, señala María Bolaños, directora del Museo y comisaria de la exposición.
Aquí, la mirada es otra, una mirada a la historia “vista desde abajo”, que suma 29 obras seleccionadas entre pinturas y esculturas de los fondos del Museo, más otras 11 dispersas entre la colección permanente y que expone a pobres, enfermos, mendigos, huérfanos, desterrados, judíos, herejes, indígenas, mártires, místicos, ermitaños, vírgenes, monjas, prostitutas, concubinas…

Milagro de San Cosme y San Damián, de Isidro de Villoldo
Es decir, “todo este mundo de habitantes en el margen se plasma a través de un arte religioso que documenta de manera magistral la bullente realidad de una España difícil y desgarrada –afirma Bolaños–.
“Se trata –continúa– de nuestro Siglo de Oro, un momento excepcionalmente rico de la cultura española, que brilla en medio del nacimiento del capitalismo, de las guerras religiosas, del auge de las ciudades, de la aventura americana y de la construcción de un nuevo modelo de Estado, fuertemente confesional. Pero también un período en que la exclusión vive un momento de gravedad, en que minorías muy significativas forman una base irrenunciable del modo en que se constituyó la sociedad contemporánea”.
Y una exclusión que fue recogida por pintores y escultores de la talla de Andrés Amaya, Bartolomé González, el Maestro de Toro, Jan Brueghel de Velours, Isidro de Villoldo, Pieri, Gregorio Fernández, Juan de Juni…
Gente sin historia
Esta mirada se ha dividido desde cuatro puntos de vista, cuatro capítulos que no solo expresan el extraordinario “giro cultural” que ofrece la exposición, sino que supone una interesante ampliación del conocimiento histórico y un acercamiento entre disciplinas como la antropología, la historia de las mentalidades, la historia social y la historia del arte. Estos cuatro enfoques los ha elegido Bolaños para una “mejor comprensión” de la exposición, pero, además, resume coherentemente “ese mundo de la exclusión, de la historia de las gentes sin historia”.
El primero es “Inútiles para el mundo”, 13 piezas que representan la pobreza, la mendicidad, el ejercicio de la caridad, la enfermedad o la orfandad. “La miseria y el auxilio social a los necesitados son una realidad que ha estado siempre presente en nuestra historia. Sin embargo, las posturas en relación a las mismas han sido, en la cultura española, muy ambiguas”.
En el nº 2.778 de Vida NuevaArtículo íntegro para suscriptores