jueves, 25 de octubre de 2012

Pasión por las catedrales

José María Pérez, Peridis, durante la presentación de su libro. Foto: Fundación Santa María la Real

Peridis y José Luis Corral coinciden con dos ensayos muy personales sobre las “casas de Dios”, los grandes templos catedralicios, con el gótico como protagonista.

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ
Pasión por las catedrales. Luz, piedra y esperanza. Dos ensayos –diferentes, complementarios, ambos apasionados– coinciden en torno a las catedrales como grandes gestas de fe, de conocimiento, de arte. El dibujante José María Pérez, Peridis (Cabezón de Liébana, Cantabria, 1941) ha escrito La luz y el misterio de las catedrales (Espasa). Con él recorre siete catedrales españolas del románico al gótico: Jaca, Santiago de Compostela, Lérida, Barcelona, Burgos, Cuenca y Oviedo. 

“El libro, con otros lenguajes, es un cuento y en él hablo de las catedrales a mi manera, a la pata llana, hablando de la vida, el misterio… –afirma Peridis–. Contamos la peripecia del Códice Calixtino, cómo aparecen las reliquias del Apóstol en Santiago, o en Burgos cómo sería la primera catedral románica, con el obispo Mauricio cuando ve construir Notre Dame de París y sueña la suya para Burgos, la cantera de donde sale la piedra, el Cid que mira hacia arriba pensando que se le puede caer otra vez el cimborrio encima”. 

Diez años de trabajo, viajes a archivos y a catedrales góticas por todo el mundo han dado a José Luis Corral (Daroca, Zaragoza, 1967) material para escribir El enigma de las catedrales (Planeta) y explicar “mitos y misterios de la arquitectura gótica”. Pero el germen del libro es, según admite, la fascinación por catedrales como León o Burgos. “Encontrarán claves para encontrarse con la trascendencia que representan estas dos catedrales –confiesa–. No es un libro de historia de arquitectura, sino un ensayo para comprender en toda su extensión lo que significaron las catedrales góticas para la humanidad del Occidente medieval entre los siglos XII y XVI. Yo digo que es un esfuerzo interpretativo dirigido a los lectores que se sientan atraídos por una de las manifestaciones más apasionantes del genio creador del ser humano”. 

Peridis, arquitecto además de dibujante, ha trabajado en la recuperación de templos románicos rurales –y ahí queda su serie Las claves del románico– y está al frente de la Fundación Santa María la Real, con sede en Aguilar de Campoo. Ahora, como prólogo a la serie televisiva que la fundación ha coproducido con TVE –también denominada La luz y el misterio de las catedrales, aunque aún sin fecha de emisión en La 2–, publica su visión de las catedrales españolas “más representativas”, según afirma, junto a “algunos dibujitos de apuntes que he hecho durante las visitas a los templos”. 


José Luis Corral. Foto: Planeta

Catedrales que define como “luz y espectáculo, innovación y tecnología de la época”. Y añade: “Con ellas se materializó el paso del románico al gótico, del arco de medio punto al arco apuntado, de la bóveda de cañón a la de crucería… Los edificios tenían menos piedra, la materia que sobraba se convertía en luz y en misterio”. Desde un punto de partida similar arranca su ensayo José Luis Corral, quien abre El enigma de las catedrales narrando la conversión al catolicismo del poeta Paul Claudel –“En un instante mi corazón fue tocado, y creí”– y el alumbramiento que sintió cuando entró en la catedral de Notre-Dame por primera vez. “En su interior, una catedral gótica semeja una especie de acumulador de luz mística, pues no en vano está ideada para provocar en el ser humano la sensación de estar recibiendo toda la luz y la energía de la tierra y el cielo”, escribe Corral. 

Claves que se escapan

El historiador y novelista, autor de El Cid, La prisionera de Roma o El códice del peregrino, insiste en que ha intentado volcar en su obra las claves que al visitante, incluso al fiel de hoy, se les escapa cuando pisa una catedral gótica. “Una catedral es también un texto semiótico que contiene un mensaje expresado a través de unas claves que es preciso conocer para poder entenderlo en su totalidad –afirma a Vida Nueva–. Es decir, una catedral es un universo que está lleno de símbolos. Lo que ocurre es que los hombres y mujeres del siglo XX y XXI hemos perdido la capacidad de entender ese código de señales. Lo desconocen. Sin embargo, en la Edad Media ese código de símbolos era el lenguaje del conocimiento y la fe”. 

Dicho de otro modo, según añade: “Lo que pretendo es que la gente que se acerque a una catedral después de leer el libro sufra un impacto emocional una vez que sea capaz de comprenderla en toda su amplitud. Porque fueron construidas para asombrar, y porque siguen despertando sensaciones prodigiosas”. [...]

En el nº 2.820 de Vida Nueva. Pasión por las catedrales, íntegro solo para suscriptores