martes, 29 de mayo de 2012

Carlos Cano, tan actual, tan imprescindible…



Andaba uno recomponiendo y actualizando el blog, y necesitaba un poco de ánimo músical. Revisé la lista de mis discos [¿podemos seguir llamándolos así?]. Y ahí estaba el primero: “A duras penas”, de Carlos Cano [En este caso sí, aún lo sigo teniendo en LP]. ¿Por qué no? Lo voy escuchando. Cada vez más atento. Y pienso: ¡Cuánto ha rejuvenecido el inmortal de Carlos Cano! ¿O somos nosotros: esta sociedad quién ha dado un paso atrás de treinta, cuarenta años? Claro que no. O tanto no. Pero escuchando “La miseria”, “El Salustiano”, “La hoguera”, “Aleluya” o “Qué es lo que pasa”… pienso que, de golpe, esas letras han vuelto a convertirse en actuales, en imprescindibles…

Quizá siempre lo han sido, igual hemos sido nosotros quien no hemos querido seguir escuchándolas en estos años de burbujas y ruido. Ni hemos conservado debidamente en nuestra memoria a ese Carlos Cano de los setenta tan proverbial y lúcido. Sí, Carlos, ahora “Anochece” otra vez, y no me resisto a pensar en ese largo gemío, ese grito que entonas:
¡No, no, no, no, no, no...! ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? Hace frío.Tengo miedo. ¡Piedad de mí! ¿Es que un topo se comió el sol, o es que el mundo se congeló? ¡No! Diez mil palomas dicen que no. Canastera, hazme con tu pelo un canasto pa mi pena. Llénamelo de flores, canastera.
Sí. Carlos, ahora con el miedo nos acordamos de “La miseria”:
Vengo de abajo, cansado de tanta cuesta. Vengo, no sé a dónde voy, huyendo de ella. La miseria tiene en su casa las uñas de la soberbia. Ve en un mundo cerrado del que se alimenta. La miseria es el lugar donde nací, donde no quiero yo morir. Es un lugar muy especial para el amor y la moral. La miseria. Vengo de abajo, de un valle podrido de yerba,
donde no existe el futuro, sólo la miseria.
La miseria, la miseria, la miseria…
O de eso que cantas en “La hoguera”, nos preguntamos como “hemos callado”…
Morir por algo sí, pero lentamente. Y en libertad morir por algo. Día a día morir por vida. Madre ¿por qué se calla?
Quiero decirle que algo pasa. ¿Por qué se calla, padre?
¿Por qué no grita «fuego»? Yo quiero decir, que algo pasa aquí por el Sur: mucho sol y sol y poca luz. 

Hasta se estremece la memoria y duele todo el cuerpo con el Salustiano en Alemania, y ese “yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola / a esos gachos trajeaos que viven de ná. / Que lo roban, lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finan lo roban”. Y qué decir, de esa “Viva la grasia” que se te mete cuarenta años después en el corazón y no lo suelta como un mal mordisco:
Esta es la canción: ¡un, dos!
Ustedes tienen sol, grasia pa vivir, vino, playas y flamenco... Sí, mucha grasia pa derramarla por las vendimias del Roselló.¡Viva la grasia de Andalucía con pasaporte de emigración!
Quizás, Carlos, al menos parece que algunos escuchan lo que cantas en “El baile del abejorro”. O igual no. A todos hay que gritarles eso de:
Vengan p'acá los abandonaos, los desgraciaícos, los maltrataos,
los desamparaos, los más entonaos.
 
(Ay, qué gustico llevando el compás.)

¡Cuidao, cuidao! con

los espabilaos, los disfrazaos, los aprovechaos, los encapuchaos,
los embalsamaos, los encangrejaos que bailan p'atrás. 
A la calle, a la calle.
Ay, qué güeno que ya nos da el aire.

A la calle, a la calle, ay, qué güeno que ya empieza el baile.
Ni que decir tiene que qué razón tenías cuando nos cantabas “Qué es lo que pasó”. Más que nunca “hay que avanzar al galope”. Ahora, Carlos, te escuchamos nuevamente. Y te echamos más de menos que nunca: tu voz y tu mensaje. Aunque siento que más que nunca estaríamos decepcionándote... Tu luz es tu música, tus letras...



Cuando piensas que todo ya pasó, que nada hay que temer, entonces salta la mosca y de sopetón te baja de las nubes a la tierra.Ay, el frío... Regresas a la ciudad, de pronto llueven gusanos como cuerdas que te atan de pies y manos y te aburren las ideas. Ay, la imaginación... ¡qué difícil!, ¡qué dificil!...
Y luego viene el cansancio y el hastío de los muertos que andan. Ay, el frío... ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que pasa aquí? Hay que avanzar, hay que avanzar. Pero vamos, digo yo, me parece que algo pasa,que algo se esconde detrás de tanta firma ilegible,que las cosas son como son, no como parecen ser. Ay, el frío... No quiero estar más atado a los que nadan y guardan la ropa.Yo no comparto la espera ni el milagro que no lleve mi esfuerzo.
Por eso pongo al servicio del hombre la imaginación y llevo por los caminos este canto de esperanza y de fuerza. Ay, el frío... ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que pasa aquí? Hay que avanzar al galope.