viernes, 6 de julio de 2012

Pedro Sorela: “El periodismo se hunde porque está mal hecho”


Escritor antes que periodista, Pedro Sorela (1951), ha vivido lo que narra en primera persona. Descendiente de una familia de tradición diplomática y viajera, publica ahora su séptima novela: El sol como disfraz (Alfaguara), una novela en la que dibuja su visión del periodismo, a la que vez que invita a los lectores a pensar y reflexionar sobre una profesión en transformación. 


No deja de ser curiosa la escasa tradición española en novelas sobre periodismo, más aún que tengan de escenario la redacción de un periódico. En la literatura anglosajona son todo un género. Un escritor, un periodista como Pedro Sorela (1951), que ha vivido lo que narra en primera persona, pero que también tiene las habilidades –la prosa literaria y la capacidad de distanciarse de la profesión– necesarias para atreverse con ello, ha construido un extraordinario testimonio sobre el devenir y el declive de los periódicos, fiel retrato de un mundo de egos y de ideales inalcanzables. Sumándole,  además, un argumento que sostiene lo narrado –con Daniel, redactor cultural; B. V., corresponsal de guerra de vuelta a casa, y Picasso, un director de los que no hay, como protagonistas– y que mantiene el pulso con el lector. El sol como disfraz es, dicho todo ello, como afirma Daniel de sus entrevistas, «un dibujo, una seducción con palabras. No es una foto en ningún caso» del periodismo que se ha hecho –y hace– en España. Una gran novela.

P: ¿Qué vamos a descubrir en El sol como disfraz
R: Los lectores van a descubrir una evocación de la España de los últimos cincuenta años. Sobre todo, los últimos diez, a través de un periódico con una redacción bastante amplia pero con el foco centrado en cuatro, cinco, personajes, que responden a las “edades” del periodista: el joven lleno de ilusión, la chica de 39 años que ha postergado toda su vida por el periodismo, un veterano columnista independiente y un director que se casó con la hija del dueño… que aplica, sobre todo, sentido común al día a día de la profesión. 

P: ¿Cree que el periodismo que se hace hoy necesita esto: más sentido común? 
R: No quiero discutir sobre modelos de producción, quiero discutir sobre periodismo. Me revienta leer nuestros periódicos, lo que no me ocurre con la prensa de otros países. Me pongo enfermo cuando me gasto un euro con veinte para encontrarme sobre el papel lo que ya me han contado en el telediario de la noche anterior o he leído en internet. Es intolerable. Y me digo: “Hombre no, mi tiempo es muy valioso. Esto ya lo leí, ¡quiero más!”. 

P: ¿De ahí ese espíritu crítico entorno al periodismo de hoy en la novela? 
R: Es una novela muy severa con el periodismo pero porque tengo una relación de amor con él. Lo que no tolero es la mediocridad y las razones por las que se hunden los periódicos. El periodismo se está hundiendo porque está mal hecho. Los periódicos bien hechos no se están hundiendo… Como escritor, reivindico mi derecho a hacer lo que me la gana; como periodista, reivindico la idea de que todo se puede contar de otra manera. 

P: Usted ha protagonizado veinte años en las redacciones: ¿Es una novela biográfica? 
R: Sí. Efectivamente. Cualquier escritor que haya invertido veinte años en una profesión sabe que, más tarde o más temprano, lo reflejará en la ficción. Yo quería disparar una sola vez y este es el resultado. Tuve muchísimo miedo al escribir El sol como disfraz porque este libro trata no del periodismo de hoy, sino de una cultura periodística de la que quizás estamos saliendo. 

Sorela une su pasiones literaria y periodística
P: A la vez que ha desembocando en el campo abierto de Internet… 
R: El periodismo no va a acabar, porque la necesidad de informarse no va a acabar, simplemente tenemos que reinventar cómo se hace. Y eso apenas está empezando. El hecho que haya periódicos en digital desde hace tiempo no significa que ese sea el periodismo que vamos a conocer. Las posibilidades son infinitas. El periodismo de internet todavía está empezando y no sabemos qué va a dar de si. Yo quisiera ser optimista, y a diferencia del discurso dominante yo creo que el futuro puede ser extraordinario. 

P: Usted se ha convertido a la nueva religión de las redes sociales, ¿no? 
R: Para mí la gran novedad, y yo que tengo unos cuantos libros ya detrás, es que ahora un libro no se publica sólo en España. Éste, gracias a su edición digital, ya lo han podido leer a la vez mis amigos de Colombia o Argentina. Lo cual, realmente, me parece como el descubrimiento de América. Hace cinco años no pensaba así, pero ahora, con mi blog y con twitter, he descubierto un mundo nuevo de posibilidades infinitas para la literatura. Un mundo de gran libertad. 

P: Lo que tampoco sale bien parada de la novela es la educación en España… 
R: Es lamentable. Necesitamos un gran cambio educativo. Hay que tomarse la educación mucho más en serio y recuperar el tiempo perdido. Además, en la educación, que ha sido dirigida por tecnócratas y burócratas durante mucho tiempo, hemos marginado la cultura, las humanidades, y eso lo vamos a pagar muy caro. Hemos creído que bastaba con ingenieros, y así nos va. 



La obsesión de una lucha contra el tiempo
“He estado en la literatura desde siempre –explica Pedro Sorela–, me acerqué al periodismo con la vieja superstición de que tendría una vida literaria. Grave error. El periodismo no es una literatura de segunda categoría. Yo no renuncio a muchas de las piezas que escribí como periodista, y que las tengo como gran orgullo. Sin embargo, yo lo que me considero es escritor. Muchas veces me preguntan, cómo quieres que te presentemos, ¿periodista, escritor, profesor?. Es todo lo mismo. Un profesor de escritura, ¿qué es lo que hace? Pues yo me considero un escritor con experiencia que le doy a los jóvenes concejos sobre cómo se escribe”. Precisamente, ese práctica como profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense está muy presente en su última novela. Como lo está le lección alrededor del tiempo que imparte: “En el fondo cuenta la guerra metafísica en la que estamos todos inmersos, y los periodistas en primera línea: la lucha contra el tiempo. El periodista no es otra cosa que la construcción del presente. El periodismo no es más que una forma del tiempo, una encarnación, una representación. Y a mi lo que me obsesiona es el tiempo, y esa es la obsesión de fondo del libro. Por eso el título un poco meteorológico, un poco cósmico, es una reflexión sobre el tiempo”.

Pedro Sorela : El sol como disfraz (Alfaguara), Madrid, abril de 2012, 344 páginas. PVP: 18,50 € (Rústica) y 8,99 € (E-Book).