jueves, 8 de septiembre de 2011

Apuntes negrocriminales | Diane Wei Liang: La Casa del Espíritu Dorado

Diane Wei Liang en su casa de Londres. Foto: The Guardian

Mei Wang regresa. Después de El ojo de jade y Mariposas para los muertos, la detective –profesión prohibida en China, aunque ejercida como asesora de seguridad e información- que sabe que investigar la verdad en una sociedad en donde Partido, Ejército o, cualquiera que sea el poder, quiere decir también dinero y corrupción. Ya sabíamos que Wei Liang ha caracterizado a su joven investigadora, Mei –33 años, soltera e independiente–, según los cánones clásicos de la novela negra occidental, sobre todo en ese vínculo estrecho que hay siempre entre los casos que investiga y su propia vida, aunque al principio ni se lo imagine. En La casa del Espíritu Dorado vuelve a sucederle…
Otra vez. El gran tema es, de nuevo, la obsesión por enriquecerse de una sociedad en la que la corrupción está a la orden del día. Tanto que parece que a veces la trama queda en un segundo –incluso, tercer– nivel para centrarse en la contradicción de la nueva sociedad china y de su clase dirigente reconvertida en millonarios. Recomendable, más que por su careta policíaca, por el extraordinario fresco que Wei Liang ofrece de los demonios de una sociedad que avanza sin querer mirar al pasado y engañándose a sí misma. Aún así están los matices: la ligereza de la narrativa que hace que la novela sea ágil y entretenida, el giro argumental que enfrenta de nuevo al hombre –y la mujer– frente a su ambición desmedida, y esa otra subtrama inacabada que, supongo, se retom en la siguiente entrega…
La presencia de secundarios bien esbozados –unos circunstanciales, como el abogado Wadan; otros llamados a permanecer, como el inspector Zhao– dota de nuevo a una novela de Wei Liang de esa frescura que la hace tan fácil de leer, lo cual tiene más mérito del que parece. Otra característica común a la novela negra europea que tiene la autora china es que, como al Wallander de Mankell, por poner un ejemplo, siempre está muy presente las circunstancias personales en el devenir narrativo. Junto a su hermana, la famosa presentadora Lu, su madre o su prometido exiliado en los EEUU, el miedo al matrimonio de Mei ocupa aquí recurrentes reflexiones.
En definitiva, ya se lee entrelineas: Sí, superficial y básicamente entretenida, con argumentos siempre secundarios, el vigor de la novela vine dado por la cruda fotografía de la conexión entre el poder comunista y la corrupción económica, el capitalismo creciente y el cada vez mayor contraste vital (y económico) entre ricos y pobres. A su modo, el interés es, por tanto, antropológico y, a la vez, casi periodístico. La trama negra y policíaca es un disfraz, casi una excusa. Pero, al menos, Wei Liang se preocupa de tejerla coherentemente y con cierto interés. Sabiendo todo esto: nunca viene mal una inmersión, un viaje veloz al Pekín postolímpico, con una guía nativa, con sentido del humor, con historias siempre curiosas y nunca aburrida.
Diane Wei Liang (Pekín, 1966) pasó parte de su niñez con sus padres en un campo de trabajo de una remota región de China. En los años ochenta, cuando asistía a la Universidad de Pekín, participó en el movimiento democrático estudiantil y estuvo en la plaza de Tiananmen. Se doctoró en Administración de Empresas en la Universidad Carnegie Mellon, y ha impartido clases de gestión de empresas en Estados Unidos y en Reino Unido durante más de diez años. Vive en Londres con su marido y sus dos hijos. Ha publicado el libro de memorias El lago sin nombre.


Diane Wei Liang: La Casa del Espíritu Dorado. El tercer caso de la detective Mei Wang. Siruela Policiaca, Barcelona, Septiembre, 2011, 400 páginas, 19 €