lunes, 6 de agosto de 2012

William Blake, el visionario bíblico


El CaixaForum de Madrid se adentra con un centenar de obras en el “gran icono contracultural del arte británico” y su pasión por el Antiguo Testamento.

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ
Después de Eugène Delacroix y Francisco de Goya, el CaixaForum de Madrid abre sus puertas para mostrar el halo de misterio y modernidad de William Blake (1757-1827) en colaboración con la Tate Britain de Londres. Aparentemente, hay una línea que une a los tres: eran artistas totales que trascendieron las convenciones de su época, se adelantaron a su tiempo y, más tarde, sirvieron de inspiración para movimientos de vanguardia. Es decir, fueron precursores de la modernidad.

Pero en Blake se concentran características que lo hacen, como afirma Alison Smith, comisaria de la exposición, un “icono contracultural” del arte británico, como su reivindicación del “sentimentalismo” frente al raciocinio feroz en plena Ilustración y el acceso al arte a través de la imaginación –de lo visionario– frente al realismo costumbrista imperante. Y, sobre todo, fue “un gran lector de los textos religiosos, en especial de la Biblia y sus libros proféticos, que estudió y analizó desde una perspectiva heterodoxa”, añade Smith.

Dios juzga a Adán

Esta lectura bíblica, de raíz anglicana, está muy presente en exposición de CaixaForum, en donde se pone de manifiesto, además, que Blake, pese a su originalidad, tenía su gran referencia estilística en Miguel Ángel, en sus pinturas vaticanas, en los frescos de la Capilla Sixtina, en los que encontraban el eco, la estructura y el simbolismo perfecto para “incorporar elementos narrativos con vocación didáctica para el gran público”. 

Esos extraordinarios “frescos” –como los llamaba Blake, independientemente de si se trataba de acuarelas, grabados o pinturas al temple– en los que se adentra en el Antiguo Testamento conforman una de las últimas grandes obras de arte sacro de la pintura contemporánea. Como ejemplo, se pude ver episodios como Dios juzga a Adán (1795) o David sacado de las muchas aguas (1805). 

Un hombre de visiones

Blake fue un hombre embebido por las visiones que le asaltaron toda su vida desde la infancia. Ángeles, demonios y otras figuras místicas se le “aparecían” y fueron fuente de inspiración para su pensamiento y sus obras, en las que, ante todo, se manifiesta un combate constante del bien frente al mal.

Combate que llevó a su extremo, creando una cosmogonía, una mitología particular que visualmente está impregnada de símbolos cristianos a partir de su obsesión por la Biblia –obra que consideraba una recopilación histórica de distintas voces inspiradas por Dios, pero no dictadas por él– y a la que une también elementos esotéricos: Los, Urizen, Luvah y Tharmas, las cuatro zoas, no son sino un trasunto de los cuatro elementos que dirigen al hombre: la imaginación y búsqueda de redención, la venganza y la misericordia, los sentidos y las emociones.

Este universo, sin embargo, está aún más presente en sus creaciones poéticas que pictóricas, en donde cultivó verdaderas series temáticas, por ejemplo, en torno al libro de Job o, de raíz más literaria, sobre la obra de Dante, especialmente “La Divina Comedia” –se puede ver en Madrid, por ejemplo, La serpiente ataca a Buoso Donati (1824-27)–, o la de John Milton.

La noche de júbilo de Enitharmon

Ese simbolismo profundo, lleno de combates entre el cielo y el infierno –influenciado por la teología de Emanuel Swedengorg y la “Iglesia de la Nueva Jerusalén”, que también llamó la atención de Goethe, Balzac o Baudelaire; aunque los especialistas hablan de una intención paródica a la hora de interpretar la maniquea congregación swedenborgina– es el gran responsable de que Blake fuera rechazado y condenado por el público de su época, junto con su concepción del arte y de la vida no supeditada a dogmatismos sociales, religiosos o académicos.

“Blake se enfrentó al statu quo y plasmó en distintos soportes su particular interpretación de los grandes acontecimientos políticos y sociales de su época. Fue un librepensador, independiente y radical, cuyas creaciones reflejan debates morales y problemas sociales de su época”, como describe Eduardo Rostan, coordinador de la exposición del CaixaForum. [...]

Vida Nueva Portada África destino solidario julio 2012

En el nº 2.810 de Vida Nueva. William Blake, el visionario bíblico, texto íntegro solo para suscriptores