El éxito inesperado de Cuerpos del dolor, la imagen de lo sagrado en la escultura española en Lisboa y Sevilla pone de manifiesto la vigencia “para comunicar un sentimiento de extraordinario calado”.
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ
El inusitado interés del Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa por exponer los tesoros de la imaginería barroca española hizo que María Bolaños, directora del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, se planteará crear una exposición itinerante, con una treintena de las obras maestras de la colección permanente, que se expusiera en Lisboa y, posteriormente, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
La muestra, titulada Cuerpos del dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española (1500-1750), ha permanecido en Sevilla casi cinco meses –aún puede verse hasta el 16 de septiembre– ratificando el enorme impacto que lo sagrado, la imaginería barroca, sigue teniendo.
“Sevilla podemos decir que es un público especial si hablamos de imaginería –explica Ignacio Cano, conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla–. El sevillano está acostumbrado, como en Valladolid, a verla en la calle en Semana Santa. Eso significa también que, por ello, tiene una predisposición a apreciar su verdadero valor. Hemos notado con esta exposición un interés especial, ha sido un acontecimiento. Que, además, ha dado la posibilidad de comparar la escultura barroca castellana con otra más cerca del gótico, como es la escuela andaluza. Nosotros tenemos, además, una pequeña pero selecta colección, con piezas de Martínez Montañés y Juan de Mesa, que ha ganado en visibilidad. Como digo yo, la comparación siempre educa”.
El éxito en Lisboa –en donde, explica María Bolaños, “ha tenido una acogida inesperada”, con más de 40.000 visitantes– y en Sevilla, así como el protagonismo cada vez más evidente del Museo Nacional de Escultura, con sede en Valladolid, plantea si lo sagrado, más allá del poder redentor del arte sacro, provoca mayor interés aún “en este tiempo tormentoso en que tantas incertidumbres oscurecen el cielo europeo”, como lo describe la propia María Bolaños.
La directora del Museo Nacional de Escultura constata que la imaginería sacra del siglo XVI a XVIII “aún es capaz de conmover al espectador contemporáneo”. Eso es innegable. Basta mirar, por ejemplo, a la Cabeza de San Juan Bautista (aprox. 1750), de Torcuarto Ruiz del Peral, una de las 33 obras maestras expuestas en Sevilla.
Renovado interés
Ignacio Cano marca como el renacimiento del interés de la imaginería renacentista, gótica y barroca: “Podemos decir que todo comienza con la gran exposición de Londres Lo sagrado hecho real, que también se pudo ver en Washington y Valladolid. Fue la que originó este nuevo interés por la imaginería sagrada. Sobre todo, el interés por la escultura barroca policromada es muy palpable ahora en los especialistas y medios en el extranjero, desde Estados Unidos a Europa, ante el gran impacto que tuvo, sobre todo, la muestra de Londres. Los museos extranjeros están adquiriendo obras y se puede hablar de que se ha introducido en el comercio internacional de arte. No es que haya mucha obra disponible, pero la hay”.
Aquella muestra de Londres, celebrada en 2009, logró por fin contextualizar el imaginario católico español y su poder persuasivo en el escenario europeo, además de inspirar en el visitante notable dosis de sorpresa y de reflexión. Coincidió, también, con el despertar de la crisis y transformó el modo de observar el arte barroco, la escultura en madera policromada al servicio del mensaje evangélico de la Iglesia en general durante los siglos XVII y XVIII.
Y lo hizo en los públicos, los especialistas internacionales y el mercado de subastas. “Hay que tener en cuenta que el coleccionismo de escultura española de los siglos XIII al XVIII ha tenido casi siempre un carácter menor o marginal frente al de pinturas; quizás sus formatos y sus temáticas primordialmente religiosas han sido dos de los elementos que han provocado el desinterés de los coleccionistas, a lo que se une que las grandes obras de esta especialidad siguen en manos de las instituciones religiosas para las que se crearon”, afirma Miguel Ángel Marcos, uno de los tres comisarios de la exposición sevillana y conservador del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. [...]
En el nº 2.813 de Vida Nueva. Lo sagrado, el Barroco y la crisis contemporánea, íntegro solo para suscriptores