Empecemos por
admitir lo que no se debe: no soy un seguidor de Stephen King, tampoco un
lector sistemático de las novelas de terror. El género en el que King ha
sobresalido como un referente indudable de la literatura contemporánea. Pocas
novelas del bautizado como «rey del Terror» me han gustado.
Apenas It, en muchos sentidos, con género o sin
él, una novela soberbia. Pero he aquí que King aún tenía reservada –y resulta
tan evidente– su gran novela. Ciencia ficción, diacronía, sí, pero habría que
juzgarla sin apellidos.
Porque lo que King escribe a partir de una simple
alternativa temporal (Oswald no alcanza a JKF en Dallas ese día que rememora el
título de la novela) es, en sí misma, una «gran novela americana». Con todo lo
que ello conlleva: un retrato portentoso de la América que pudo ser con sus
múltiples variantes y su cruce de tramas, pero también de la América que hoy
es.
Magistral. Imprescindible. Llena de sorpresas, de giros, inquietante. Hasta
encerrar una monumental novela de novelas, solo posible en un narrador
portentoso.
Stephen King: 22/11/63 (Plaza & Janés), Barcelona, marzo de 2012, 880 páginas. En papel (tapa dura): 26,90€