Niccolò Ammaniti (Roma, 1966) fue uno de los jóvenes novelistas italianos que en 1997 lanzó a la fama la editorial Einaudi con una antología que inauguró una época en la literatura transalpina: Juventud caníbal, antología del horror extremo. Junto a Aldo Nove, el más significativo junto a Ammaniti de aquellos nuevos talentos, cada uno a su estilo retrataba una Italia brutal, violenta, asesina y terrorífica. Lo inusual de aquel horror es que la mayoría de los argumentos estaban entresacados de la prensa diaria. Ammaniti ya había publicado una novela, Fango, que abrió el itinerario caníbal, e impresionaría aún más con la brutal No tengo miedo. Luego, viró hacia el neorrealismo con Como Dios manda, novela tragicómica que, de algún modo, es precedente estilístico de Que empiece la fiesta. Ésta última novela es, indudablemente, la obra cumbre de un narrador portentoso que ha radiografiado sin la menor conmiseración la Italia de Silvio Berlusconi. Un texto prodigioso en donde habita el disparate, la denuncia y la crónica social. Extraordinario y lúcido.
Niccolò Ammaniti: Que empiece la fiesta (Anagrama), Barcelona, junio de 2011, 329 páginas, 19,50 €