Hay ejemplos cumbres de la imaginería del Barroco, como los que abren y cierran el Vía Crucis. La última cena (1763), de Francisco Salzillo, perteneciente a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Murcia), que ocupa en la 1ª estación de penitencia, frente a la Biblioteca Nacional. Del gran Gregorio Fernández (1576-1636) se puede ver frente a la Casa de América La Quinta Angustia (13ª estación. Cofradía de la Piedad, Valladolid) y el Cristo yacente (14ª estación. Catedral de Segovia), antes de que la Virgen de Regla (siglo XVII) de La Roldana cierre el Vía Crucis frente al Banco de España en su paso de palio de la Hermandad de los Panaderos (Sevilla), única representación mariana y dolorosa.
Entre ellas, también se han podido ver dos tallas anónimas del siglo XVII y de gran fervor: el Medinaceli (4ª Estación) de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Madrid) y el Jesús Nazareno (7ª Estación) de Cofradía del Dulce Nombre (León). Otras nueve cofradías han estado presentes con sus titulares, todas tallas de entre finales del siglo XIX y mediados del XX, incluido el Jesús de la Caída (6ª Estación, Úbeda), de Mariano Benlliure, y el Cristo de la Buena Muerte (11ª Estación, Málaga), la recreación de Francisco Palma Burgos del desaparecido Cristo de Mena. Una cita única en la historia.