Advirtamos primero de Manuel Vilas (Barbastro, 1962), uno de los grandes poetas de hoy. Singular, provocador y humanista, hay en sus poemarios un febril retrato del hombre contemporáneo, como quizás no se había hecho –en su tiempo y en su lugar, claro está– desde la Generación del 98, peso sin límites lingüísticos ni, cabría decir, morales. Pero no: el Vilas está presente está vigente el hombre en medio del abismo. Le iremos descubriendo -si es que hace falta- pero aquí, por ejemplo, un simple poema temprano, incluido en su antología Amor (Visor, 2010) entre sus "Primeros poemas" (1988-1998):
Nada hay en el mundo que importe mucho.
Y si lo hubiera, qué pronto se apartó de mí.
Toda la noche del lento verano así la pasa.
El lento verano que le lleva al lento morir.